La pérdida auditiva es frecuente entre los mayores. Es tan habitual que muchas familias no consideran que sea algo a solucionar. Sin embargo, pensamos que debe ser tratado cuanto antes.
1. No siempre es cosa de la edad. Es normal que se sufra una pérdida de oído debido al deterioro natural de los órganos auditivos, la presbiacusia, un trastorno que llega a afectar al 45% a partir de 75 años. Pero sería necesario descartar otras posibles causas.
Una infección. O una obstrucción del tímpano por acumulación de cera. Quizás sea consecuencia de un problema en los huesecillos del oído… Incluso puede deberse a un tumor, una demencia o una enfermedad cerebro-vascular. Pero es fundamental conocer las verdaderas causas. La mayoría de veces se trata de un problema de fácil solución.
2. Afecta a la calidad de vida y a la personalidad. La sordera acaba aislando socialmente. Se tiene dificultades para escuchar los sonidos de la vida cotidiana y pierde interés por el mundo. La gente a su alrededor se cansa de repetir explicaciones. En ese punto, la persona afectada deja de pedir que le repitan las cosas, calla y se encierra en sí misma. Finalmente, acaba sumergiéndose en uno de los peores problemas la soledad.
3. Acelera el deterioro mental. Algunas investigaciones revelan que una persona mayor con déficit auditivo perderá memoria, reflejos y capacidad intelectual mucho más deprisa. El organismo compensa la pérdida de neuronas que provoca la edad a través de la plasticidad cerebral. Gracias a ello las neuronas que sobreviven funcionan a mayor rendimiento que anteriormente. Pero para que esto suceda las neuronas deben estar correctamente estimuladas.
4. Tiene remedio. La pérdida de la audición no tiene por qué interferir en la habilidad para disfrutar de la vida.
Un audífono permite oír y entender sonidos de la forma más natural. Es la solución más eficaz y menos agresiva, ofreciendo niveles de audición casi completos. Hoy en día, además, los aparatos son casi imperceptibles a la vista y realmente cómodos de usar.